lunes, 7 de septiembre de 2009

Excepto Lo Que Haya Que Exceptuar Año 31

NO ES UNA INFAMIA,
SINO UNA VERDAD PROBADA

Huma José Rosario Tavera

“El traidor es el que proveniente del pueblo
no lucha por éste y se identifica con los que
tienen el poder, manipulan la opinión pública
y someten por la represión a las mayorías
por sus designios”.

“No podemos aplaudir la traición,
la deslealtad, la corrupción y el delito”.

“La humanidad debe sacudirse de las
cadenas mentales y materiales,
de los condados, ducados, marquesados,
principados, reinados e imperios;
esas ridiculeces de sangre azul, casta
y abolengo tienen que ser sepultadas
por la Historia”.

“Hasta que no acabemos a los “dioses”
del pasado, presente y futuro, no
tendremos conciencia, revolución,
ni libertad”.

“La imagen deteriorada de Trujillo
no es culpa de ninguna superstición,
léase la mano del Tirano Aguirre,
sino de la insulsa trujillanidad”.

“De cara al Sol desmantelaremos día a día
el discurso explotador, opresor y
empobrecedor y nos sacudiremos definitivamente
la camisa de fuerza y el camisón prestado”.

Mario Briceño Iragorry era partidario de algunas Ideas de Frederich Nietzsche y luego se hizo Gomero, militar y civil, bondad y maldad, ateo y creyente, ortodoxo y pragmático, asistido por la doble moral de honrado y corrupto, de demócrata y dictador sin definición en su escritura y práctica, durante toda su existencia no se descubrió quien era. Tomó al calco y copia del griego estoico Epícteto, nacido en el Siglo I de nuestra Era, sus máximas recogidas por su discípulo Flavio Arriano, el Manual de Epícteto. Ocupó la Dirección de Política, Secretario General y varias Gobernaciones o Presidencias de Estado durante la tenebrosa dictadura de Juan Vicente Gómez. En 1919, siendo estudiante, es nombrado Director de Política y Encargado de la Secretaria de Gobierno del Estado Mérida, donde presta labores de inteligencia contra el movimiento antigomecista, por esta razón escribió ese mismo año La Falsa Traición de Judas, donde justifica su felonía. En 1920, se gradúa de Abogado en la Universidad de Los Andes (ULA). En 1922, se gradúa en Ciencia Política en la Universidad Central de Venezuela (UCV).

En 1927, es Secretario General y Presidente o Gobernador Interino del Estado Trujillo. El 19 de Diciembre de 1927, regaló en un acto de lisonja para lucrarse, la Mesa Original donde El Libertador firmó la Proclama de Guerra a Muerte o Guerra Total Declarada por la Vida, al Dictador Juan Vicente Gómez.

Esta es la Historia oculta de un pasado vergonzoso. El Doctor Mario Briceño Iragorry como se señala anteriormente fué Director de Política y por ende de la terrorífica represiva policía política: La Sagrada, del Dictador Juan Vicente Gómez, policía terrorista que violó los derechos humanos del pueblo venezolano, principalmente de los estudiantes y que utilizó en las cárceles los cepos (madero que fijo a la pierna del prisionero le sirve de prisión), grilletes (arco de hierro con un perno que asegura una cadena y se sujeta a la garganta del pie de un prisionero) y grillos (conjunto de dos grilletes con un perno común que se coloca a los presos para impedir el movimiento) para aniquilar millones de vidas. Los grillos utilizados por Juan Vicente Gómez se clasificaban en: Castreros, Gomeros y Quédate ahí mismo; la Sagrada no usaba casquillos en los caballos para no hacer ruido, así como tampoco usaban el mosquetón. Entre los esbirros de La Sagrada, encontramos: Rafael M. Velasco, Elías Sayago, Jorge García, Ismael Cárdenas, Alfonso Martínez M., Carlos E. Fernández, Alfredo Yánez, Hugo Vivas “Chinela Paredes” y hermanos Guerra Bello.

En 1928, es Presidente del Estado Carabobo, donde reprimió una manifestación revólver en mano; en ésta murió un estudiante. Este mismo año, le hizo una biografía o apología a Juan Vicente Gómez, que no se atrevió a publicar, aunque le sugirió al sátrapa Juan Vicente Gómez que le enviara un vehículo. Fué responsable del encarcelamiento de varios líderes estudiantiles que el 15 de Septiembre de 1928, fueron enviados a Las Colonias de Palenque, Guárico (centro de tortura, desaparición y muerte, relatado en la Novela Casas Muertas de Miguel Otero Silva) de orden del General Juan Vicente Gómez. En 1935, cuando muere Juan Vicente Gómez era Ministro Plenipotenciario de Centroamérica. En 1944, es Gobernador del Estado Bolívar, durante el Gobierno del General Isaías Medina Angarita, se revistió de Medinista, apoyó con su presencia en Miraflores, al renegar cobardemente, a viva voz, que no estaba con Rómulo Gallegos, cuando derrocan al Doctor Rómulo Gallegos, en su apoyo incondicional a la naciente Dictadura de Marcos Pérez Jiménez, quien lo nombró Embajador en Colombia, demostrando su demagogia, oportunismo, ventajismo, arribismo, trepador (el mismo se retrató en la Obra Los Riberas, escrito en Madrid, en la Primavera de 1957) y sus dotes de camaleón. Pasó de Conservador, hombre de Derecha, a coquetear con la Izquierda. En San José de Costa Rica se reunía con la ultraderecha, que hasta el propio Rómulo Betancourt, en su época de estudiante revolucionario, le detestó esta actitud fascistoide; por más que aduló a los líderes que posteriormente firmaron el nefasto, entreguista y proimperialista Pacto de Punto Fijo, el 31 de Octubre de 1958, Jóvito Villalba, Rafael Caldera y Rómulo Betancourt, se peleó con este último quien lo llamó públicamente impostor, mediocre, fariseo, vagabundo, estafador, dual, ambiguo, tibio; luego buscó acercarse paracaidistamente a los soviéticos. Fué subvencionado o financiado por la tenebrosa dictadura de Juan Vicente Gómez durante 27 años.

Mario Briceño Iragorry estuvo en contra de la Generación del 28, fué el máximo adulante, tartufo o hipócrita (Jean Baptiste de Moliére, llamado Poquelin), Fouché (Joseph) y colaborador de las dictaduras de Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez (al principio), así como defensor de la Leyenda Dorada. Fué éste según estos hechos el Pedro Estrada (dirigió la Seguridad Nacional, SN, durante el Gobierno de Marcos Pérez Jiménez) del régimen del violador de los derechos humanos Juan Vicente Gómez. Se apenaba de la trascendental, libertaria y garante de la vida americana, Proclama de Guerra a Muerte, en su apoyo incondicional al genoetnocida invasor que destruyó a nuestros ancestros Kuikas, apoyando la matanza de millones de seres humanos por el Imperio Español. Su primer cargo burocrático en el exterior es como Cónsul de Nueva Orleáns. Llama a su primer hijo Raymond, nacido en Estados Unidos, lo que demuestra su pitiyanquismo crónico; término que proviene de una planta trepadora existente en Puerto Rico, utilizada por primera vez por el trujillense Joaquín Gabaldón Márquez (dato aportado por su sobrino, el escritor Edgar Gabaldón Márquez), cuando el alzamiento contra el tirano Juan Vicente Gómez, conocido como Generación del 28. Joaquín Gabaldón Márquez también era tío del mencionado saqueador del Patrimonio Histórico Cultural nada más y nada menos que del Libertador Simón Bolívar Palacios y de los trujillenses, venezolanos y americanos.

Si el estadounidense Herbert J. Spinden saqueó nuestro Patrimonio Histórico en su visita a Trujillo, desde el 21 hasta el 24 de Febrero de 1916 y se le llama ladrón, cómo se le llamará al trujillano que le regaló la mesa donde se firmó la Proclama de Guerra a Muerte o Guerra Total Declarada por la Vida, al bagre Juan Vicente Gómez, en un acto de genuflexión, lisonja y alabanza para lucrarse, infame se congratulo al donar a Panamá, cuando era Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Venezuela en ese país, la Tabla de la Mesa en la cual comieron El Libertador Simón Bolívar Palacios y el General Pablo Morillo en Santa Ana, el 27 de Noviembre de 1820; mesa que obtuvo de los herederos del Señor Perdomo, dueño de la casa donde se efectuó el banquete, como consta por escritura otorgada por ante el Juez de Santa Ana, el 27 de Mayo de 1930.

Los corruptos, delincuentes, racistas, todos de cuello blanco, ignoran a un ser humano tan trascendental para la Patria, como lo fue el General Post Mortem Antonio Nicolás Briceño, quien redacto, corrigió y entregó al Congreso de la Primera República, la Primera Constitución de Venezuela, el 21 de Diciembre de 1811, precursor de la Proclama de Guerra a Muerte o Guerra Total Declarada por la Vida y uno de los jurisconsultos más ilustres en la defensa, independencia y libertad de la Patria, quien entregó su vida al ser fusilado, con apenas 31 años.

Estos neófitos de oficio, seguidores de facinerosos, pillos, truhanes, granujas, vestidos de santos, qué autoridad moral pueden esgrimir cuando son los mismos que se oponían, para citar un solo ejemplo, al logro del Núcleo Universitario “Rafael Rangel” (NURR), a quien ahora usufructúan parasitariamente en su estructura académica por amiguismo, compadrazgo, familiaridad y politiquería, dañándolo; recordemos que nos llamaron los malos hijos, desadaptados y subversivos de Trujillo. Estos farsantes ya conocidos por nuestra ciudadanía, aislados y repudiados, como unos vividores de oficio, símbolos de la corrupción, tienen en sus disminuidos espíritus un Trujillo al revés. Han ocupado casi todas las esferas del poder y con sus conductas perversas, crápulas y viciosas, por ende anticiudadanas, son culpables y responsables directos de la destrucción de nuestra ciudad, porque todo el mundo se pregunta ¿Qué hicieron en positivo cuando fueron gobernantes? Y en lo negativo, la mayoría de éstos tienen expedientes por sus crímenes contra el erario público.

Cómo será el descaro, que sus empresas pagaban las nóminas de sus trabajadores con dinero del Ejecutivo Regional y Municipal; lo mismo que vendían los terrenos municipales y terminaban adjudicándoselos ellos.

Mario Briceño Iragorry es la imagen de la historiografía positivista, mecanicista, etnocentrista, reduccionista, discriminante, excluyente, anacrónica y reaccionaria.

Mario Briceño Iragorry con la entrega de la mesa que no era de su peculio, sino un bien público de la nación, cometió un Crimen Lesa Humanidad contra el gentilicio trujillense y lesionó su patrimonio histórico, cultural, identidad y folklore, por esta razón o hecho es indefendible, porque no es un simple error, sino una podredumbre, pusilánime y aberración premeditada por alcanzar un cargo burocrático. Porque nuestras necesidades no pueden estar por encima de la seguridad de los demás, no hay excusas por más causas que existan, para comerciar de una manera mercenaria con nuestro acervo histórico, de lo contrario actuaríamos como criminales morales y sin principios racionales, y nuestra imaginación no puede arreglar o componer esa infausta realidad.

Quien lo defienda, está defendiendo al verdadero enemigo de Trujillo y pertenece a su misma calaña, porque estos en su trujillanidad han secuestrado Monumentos (La Paz, no puede continuar en manos privadas, tiene que pasar al Ejecutivo Regional), Fundaciones (Centro de Historia, Ateneo, Biblioteca y Conservatorio Musical), la Verdad, la Opinión Pública, la Libertad de Expresión y otros. Esta mafia, rosca y cofradía se adueñó, apoderó, aisló y secuestró estas instituciones.

Los que pueden defender a éste como escritor, no han leído profundamente su obra reaccionaria, sobreviven de ella para darse ribetes de intelectuales.

La razón nos asiste, acúsennos de lo que nos acusen, digan lo que digan, piensen lo que piensen e invitamos a los trujillenses a abrir la mente y su corazón, para romper con estas falaces personalidades “ilustres” que no han permitido el avance y progreso de nuestra querida Tierra, la Patria Chica, como lo señaló por primera vez el Cronista Carachense Pedro de Santiago.

La irreversibilidad del hecho irresponsable que desde todo punto de vista es una verdadera infamia, deshonra, vergüenza pública y oprobio de Mario Briceño Iragorry para la mentalidad trujillense. Es un acto de ilegalidad por los principios, derechos e intereses que violó al ejercer esta acción temeraria o evidentemente infundada en la situación jurídica subjetiva, que perjudica o lesiona por su investidura de autoridad administrativa y cómo se hizo valer de este recurso histórico cultural, es decir, la entrega de la Mesa donde se firmó la Proclama de Guerra a Muerte o Guerra Total Declarada por la Vida para los trujillenses, venezolanos y americanos, donde nació el Derecho de Gentes, a la Beligerancia, a la Libertad y a la Vida. Su actuación personalista, individualista, irrespetuosa, violando el Código Civil, no borrará jamás esta calumnia, egoísmo, envidia y mala intención del susodicho. Ese acto no se puede impugnar, no tiene prelación en el espacio tiempo. ¿Quién ofende más el que señala este aberrante hecho o el que lo hizo impunemente?

¿Acaso la documentación de Francis Benet, Guía General de Venezuela, no cuenta, que es una prueba o evidencia irrefutable? No es el incumplimiento de sus obligaciones legales y específicas de este funcionario metamorfósico, al sustraer la mesa que no era de él, sino un bien público y regalarla por su ascenso personal. Este crimen o robo no amerita opiniones diferentes, ningún maniqueísmo. No hay dudas al respecto, por esta razón no hay que aplaudirlo, sino condenarlo a él y a todos sus corifeos que han vivido amparados en el academicismo de su triste fama. Así sea una cucharilla que se sustraiga o robe, venda o regale del Patrimonio Histórico del Libertador Simón Bolívar Palacios y Venezuela no puede quedar sin castigo. Esta acción denigrante no tiene nombre y no hay perdón posible, no hay delito impune, éste no prescribe.

Sería un adefesio defender a este figurín, patiquín de la tiranía y politicastro de la historia regional, porque no hay ninguna circunstancia, situación ni justificación para lesionar el Patrimonio Histórico de un país.

Cómo es posible que se diga que el ladronismo es algo irrelevante y quien se robó la mesa tenga que ser salvado; qué otro bien histórico no se sustraería, a caso sufría de cleptomanía, esta malversación de la mesa histórica no la desagravia nada ni nadie y hagan lo que hagan; si otro trujillense hubiese cometido ese delito sería un bastardo para ellos.

Quienes han sido y son los enemigos anti Trujillo son estos intelectualillos engañadores que se creen dueños hasta de las personas, en una relación Amos Esclavos. En definitiva lo que representa nuestra Verdadera Historia Trujillense los aterra, sin estas negativas presencias en nuestro lar nativo, Trujillo no se va a caer a pedazos, nadie es imprescindible, sino que visiten el Cementerio “Buen Pastor” y lo verifiquen; los huesos de los pobres se confunden con los de los ricos.

La ignorancia crasa, raya en lo estúpido cuando miembros de la Directiva del Centro de Historia sostienen que el Doctor y General Antonio Nicolás Briceño era un iletrado y echa plomo y todo por su actitud traidora, reaccionaria y antihistórica hacia los hechos que nos dieron la Jurisprudencia Constitucional, el Derecho Humanitario Internacional y la Diplomacia Mundial, asimismo el ser trujillenses, el ser venezolanos y el ser americanos.

Cómo pueden querer a Trujillo, si ni siquiera son de nuestro terruño, simplemente están asalariados aquí, lo detractan, odian e ignoran, su historia apenas la deletrean, son unos analfabetas inorgánicos.

No hay que confundir a este mercachifle que lo único que hizo para Trujillo fué una Plaza al Genoetnocida Sancho Briceño, con el otro historiógrafo Mario Briceño Perozo, quien al menos dejó una obra en Trujillo, en el período 1958 – 1959, entre las que resaltan: El Centro de Historia, el Ateneo de Trujillo, la Iglesia Chiquinquirá, los Sectores El Matacho, Carmona, El Calvario, Avenida General Isaías Medina Angarita; las Escuelas “Rosario Carrillo Heredia”, “Mario Briceño Iragorry”, “Juan Bautista Carrillo Guerra”, “Américo Briceño Valero”.

Reflexión Final

¿Por qué ocultar, callar, esconder esta realidad, verdad, deuda o agravio, por más oscura, ignominiosa e insólita que parezca? ¿Qué actitud imperialista y posición antipatriota privó primitivamente para que Mario Briceño Iragorry saliera de esta Mesa Sagrada de la Historia Patria? ¿Hasta cuándo usurpación en Trujillo?

¿Por qué se ha tomado por un grupúsculo de elementos a éste, como paradigma o ejemplo, impuesto, cuando en su escritura es racista, reaccionario, clasista, en su carrera política un dictador, burócrata y jerárquico? En sí tránsfuga, que en toda su obra historiográfica defiende al genoetnocidio, esclavismo y oscurantismo del Imperio Español en todo el Continente Americano.

El problema no es el cambio de un nombre, por el contrario, es la máxima expresión de la lucha de clases en Trujillo, manifestada en principios, intereses, necesidades, deseos y fines colectivos.

Abajo el telón de la corrupción física, espiritual y mental, se desenmascararon, caen las caretas.

Pasemos la página, sigamos nuestra lucha por reescribir nuestra Historia.

“El Límite entre la genialidad y la locura, son mínimas o nulas”, Sigmund Freud.


MARIO BRICEÑO IRAGORRY

Nació en Trujillo, el 15 de Septiembre de 1897 y murió en Caracas, el 6 de Junio de 1958.

En 1912, estudió en la Academia Militar, donde conoce a Isaías Medina Angarita.

En 1914, regresa a Trujillo y ejerce funciones como Periodista.

En 1916, se traslada a Mérida a estudiar abogacía en la Universidad de Los Andes.

En 1919, poco antes de graduarse dio clases en el Liceo “Libertador” y se desempeño como Director de Política y encargado de la Secretaria General de Gobierno del Estado Mérida.
En 1920, se gradúa de Abogado en la Universidad de Los Andes, en ese año se muda a Caracas e imparte clases en el Liceo “Andrés Bello”, del cual fué Director.
En 1921, ingresa a la Dirección de Política Internacional del Ministerio de Relaciones Exteriores.
En 1922, fué Secretario de la Cámara de Diputados.
Desde 1923 hasta 1925, se desempeñó como Cónsul de Venezuela en Nueva Orleans.
En 1927, fué nombrado Secretario General en el Estado Trujillo y ejerció interinamente la Presidencia del mismo.
En 1928, es designado Presidente del Estado Carabobo y meses después Secretario de la Universidad Central de Venezuela.
En 1930, es nombrado miembro de la Academia Nacional de la Historia.
En 1932, es nombrado miembro de la Academia Nacional de La Lengua.
En 1936, Ministro Plenipotenciario en Centroamérica, con sede en San José de Costa Rica, hasta 1941.
Desde 1942 hasta 1943, Director del Archivo General de la Nación.
Desde 1943 hasta 1944, Gobernador del Estado Bolívar.
En 1945, Presidente del Congreso de la República.
Después del Golpe del 18 de Octubre de 1945, se dedicó a la abogacía y a la literatura.
En 1949, luego del derrocamiento de Rómulo Gallegos, el cual apoyó, se encarga de la Embajada en Colombia.
En 1951, apoya a Jóvito Villalba a la Presidencia de la República, en las elecciones de 1952.
En 1953, se exilia en Costa Rica y luego pasó a España, donde pasó todo el mandato de Marcos Pérez Jiménez.
En 1958, regresa a Venezuela y a los pocos meses muere.